Conocer a muchos(as), o estar con muchos(as), no es condición necesaria ni suficiente para
madurar el, y en el, amor. La felicidad no es una puerta que se abre o se
cierra. La felicidad es y está.
El amor es compromiso, es entrega. Lo que encuentras
cuando vas tras el amor no es una o
varias personas. Te encuentras contigo mismo, con lo mejor y lo peor de ti.
Cuando amas a alguien, lo admiras. Cuando amas a alguien, amas todas las cosas
y a todas las personas. Cuando amas a alguien, amas sus defectos antes que sus
virtudes.
El amor no es como el vino, no es cuestión de probar o
experimentar. El amor no es una actividad mercantil, no es cuantificable, no
tiene precio, no le interesan las propiedades ni acumular millas. El amor es
aprendizaje que crece y madura. El amor no es bonito ni feo. No es una
sensación. No es como el microondas, ni como un cartón de leche, ni como un
café express.
El amor cambia, se transforma, nunca se destruye.
El que pasa la vida buscando amor, lo más probable es que
nunca lo halle. El que crea amar porque necesita a alguien, no ama. El que crea
amarse mucho a sí mismo, no ama.
El amor no es asunto de niños aunque requiere de un
corazón prístino y virginal.
Quien ama debería conocer la diferencia entre un “te necesito
porque te amo” y un “te amo porque te necesito”.
03 - 09 - 2011
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