En secreto se
dicen
lo que en público
esconden detrás de miradas esquivas.
En secreto se dicen
todo
a través de
palabras mudas y sordas.
En público hasta el
saludo es insensible.
La mano quiere
tocar, pero no toca,
los labios quieren
besar, pero no besan.
En secreto la
comunicación es impúdica.
En público calla
el deseo y la boca habla queriendo otra cosa.
La noche y el día,
por igual, guardan celosamente su intimidad.
En público son
cautos en el trato,
aprenden a
escuchar las miradas
mientras las bocas
hablan.
Aprenden a
administrar cada roce
disfrutando cada
uno
por más leve y
fugaz que sea.
Pero, en secreto “juegan”
a no querer,
a no saber
no temen
desbordarse
sacian sus ganas
en las más ardorosas imaginaciones.
En secreto
comparten ensueños,
se consumen ambos
en sus propias fantasías.
Al inicio sólo
confiaron en la luna,
hasta que el sol
también se hizo su cómplice.
En público saben
qué quieren,
se miden el uno al
otro,
se quieren el uno
al otro,
se
dejan ahogar por las ganas,
no se atreven a
tocarse ni a mirarse de verdad,
todo a medias, con
miedo.
Prefieren
ignorarse el uno al otro
para no levantar
sospechas,
para no despertar
curiosidades
ni suspicacias.
Lo que el deseo
llama aún no pasa.
(En secreto pasa
todo)
En secreto sólo se
escribe la ilusión
en público sólo se
sueña en la vigilia.
En secreto sólo se
lee el ensueño del otro.
En público se lee
el pensamiento del otro.
En público se
adivinan.
En secreto se
saben.
En público y en
secreto se dicen todo.
Se han visto hasta
el alma.
La imaginación
activa los otros cuatro sentidos.
La imaginación los
acerca, los une, los fusiona.
En la fantasía es
posible todo lo que en la realidad sólo pueden imaginar.
En lo secreto y en
lo público permanecen conectados íntimamente.
En este juego
ambos se consumen en las ganas refrenadas.
Han roto mil veces
la promesa de no volver a hacerlo.
Han cruzado todos
los límites que se han impuesto.
No hacen caso al
horario.
Han cedido al
imperativo lúdico.
El juego de la
imaginación sin límite, del sentimiento sin límite…
su realidad se
divide,
el sentimiento
debe disputarse entre lo secreto y lo público.
Son actores que
simulan la espontaneidad,
esforzándose demasiado
en parecer algo que han sido desde siempre.
Asumiendo nuevos
roles sin ser verdaderos intérpretes
sin haber hecho
ninguna prueba de actuación.
Están divididos
entre lo que sólo ellos saben,
lo que viven para
sí y
lo que comparten
con el resto, lo que viven para y con los demás.
Las ganas a
borbotones,
Las nuevas emociones,
la sorpresa del redescubrirse
dividieron su
realidad,
dos realidades;
una que viven en
secreto y
otra que viven en
público.
Una es permisiva,
es cómplice, es vivaz, es alegre, es abierta, es profunda, es audaz, es
apasionada.
La otra es
exigente, es distante, es adusta, es rígida, es cerrada, es ligera, es segura,
es fría.
Juntas, ambas, serán
una sola,
como una nueva
realidad,
estos actores
sufren un tipo de esquizofrenia,
son sicóticos
incapaces de distinguir entre una y otra realidad.
No podrán volver a
lo que tenían antes,
ese camino de
regreso no existe.
Seguirán en el
juego hasta ver a dónde los lleva o hasta dónde llegan.
Sin importar
cuánto hayan arriesgado, cuánto hayan perdido, cuánto hayan cambiado y cuánto
hayan ganado,
Ha de imponerse la
supremacía del sentimiento que siempre los ha unido.
En definitiva, es tan solo un tipo de locura
y estos dos
actores son un par de locos que viven a plenitud.
se miran y se
preguntan
¿Quién está más loco, tú o yo?
04 de noviembre de 2012
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