sábado, 24 de agosto de 2013

ACCIÓN DE GRACIAS PERSONAL

GRACIAS POETA… ADOUM


Tarde o temprano cada hombre habrá de toparse con esas verdades sencillas, sabias y evidentes, que a veces cuesta toda la vida comprenderlas y vivirlas. Ellas llegan a nosotros aun sin buscarlas. No importa cuán temprano se descubran, siempre quedará la sensación del tiempo perdido que no podrá ser recuperado. Afortunadamente yo lo he vivido…
         Conocí a Adoum un domingo de abril, en medio del calor maracayero y el hastío del séptimo día. Era una mañana no tan fresca, soleada, tranquila. Sin nada mejor qué hacer y sin ánimos de romper con la monótona cotidianidad dominguera, me dispuse a leer la prensa. Actividad que no suele retar la imaginación, tampoco suele estimular la inteligencia. A veces pienso que sólo cambian los datos cronológicos en el cabezal y ya. Desde aquel día doy gracias a este maravilloso poeta. (Y me percaté de porqué sigo leyendo la prensa a pesar de todo). Vaya a continuación mi más sentido y personal acción de gracias.
         Gracias poeta, ahora sé que el amor alcanza, “… aún me sobra amor y no sé dónde ponerlo”. Gracias a él descubrí el secreto de la permanencia en la continuidad, “…pasa todo el mundo, pero en uno se quedan todos los recuerdos”. De él (el poeta) recibí el mejor piropo que mujer alguna pueda recibir, es bueno ser mujer cuando existen hombres como tú, “… esa entrega apasionada, ciega a veces, tonta a veces, le pertenece a las mujeres. Y es como para envidiarlas.”
         Gracias poeta, por brindar la mejor combinación de palabras referidas al amor, “el amor es la tentativa de completarse con lo que a uno le falta.” Por fin entiendo porqué siento que ser mujer no es suficiente para sentirse tal, ¿qué hace falta para que una mujer se sienta mujer? El hombre tarde o temprano tendrá que descubrir lo que él (el poeta) en cuarenta años: “no saber cómo tratar a una mujer es no estar completo”.
         Por eso es que existen las penas de amor, gracias a ti, ahora lo sé, mujer y hombre necesitan tiempo. Me di cuenta, entonces, que eso que dicen – el tiempo lo cura todo – es una gran mentira y más cuando se trata de sufrir por amor. Somos afortunados al conocer de antemano el mejor consuelo para las penas de amor, “… el otro también pierde algo, algo debimos valer para que nos quisieran en algún momento, … nos quisieron … ¿sabes lo que significa ser querido?...” Al hacer esto presente el sentimiento queda transfigurado.
         Gracias poeta, comprendo el significado del adjetivo libre en el amor, del adjetivo igualdad en el género, en el amor. Comprendo menos a los jóvenes que practican el deporte en el amor. La belleza, la frescura y la pasión son asexuadas. Cuando lo concebimos como un deporte comenzamos a establecer diferencias entre hombre y mujer, “… ahora percibo que el amor no obliga a nada, no impone respeto recíproco, esto lo digo más por los hombres que por las mujeres…” 
         El amor no puede separar, el amor une, en esta ecuación dos es igual a uno. Gracias por enseñarme las matemáticas del amor.
         Aquella mañana dominguera creía que compraba un periódico, que sólo leía la prensa, ¡cuán equivocada estaba! Sin esperar nada más, llegó a mí la esperanza. El amor no se acaba, ni se destruye, sólo se transforma, el desamor “es recordar que se amó”. Llegó mi esperanza, “estamos aprendiendo a amar”. Gracias Jorge Enrique Adoum por la esperanza… “Es posible que dentro de dos mil años sepamos cómo es eso”…, la esperanza del amor.

WISOTZKI, Rubén. Amorosamente Jorge Enrique Adoum.
En: EL NACIONAL. Domingo, 16 de abril de 2000. C/última.

14 – 03 - 2003 (En el Editorial de ALCATRAZ, 
La Prensa Independiente de El Calasanz)


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