GRACIAS POETA… ADOUM
Tarde
o temprano cada hombre habrá de toparse con esas verdades sencillas, sabias y
evidentes, que a veces cuesta toda la vida comprenderlas y vivirlas. Ellas
llegan a nosotros aun sin buscarlas. No importa cuán temprano se descubran,
siempre quedará la sensación del tiempo perdido que no podrá ser recuperado.
Afortunadamente yo lo he vivido…
Conocí a Adoum un domingo de abril, en
medio del calor maracayero y el hastío del séptimo día. Era una mañana no tan
fresca, soleada, tranquila. Sin nada mejor qué hacer y sin ánimos de romper con
la monótona cotidianidad dominguera, me dispuse a leer la prensa. Actividad que
no suele retar la imaginación, tampoco suele estimular la inteligencia. A veces
pienso que sólo cambian los datos cronológicos en el cabezal y ya. Desde aquel
día doy gracias a este maravilloso poeta. (Y me percaté de porqué sigo leyendo
la prensa a pesar de todo). Vaya a continuación mi más sentido y personal
acción de gracias.
Gracias poeta, ahora sé que el amor
alcanza, “… aún me sobra amor y no sé dónde
ponerlo”. Gracias a él descubrí el secreto de la permanencia en la
continuidad, “…pasa todo el mundo, pero
en uno se quedan todos los recuerdos”. De él (el poeta) recibí el mejor
piropo que mujer alguna pueda recibir, es bueno ser mujer cuando existen
hombres como tú, “… esa entrega
apasionada, ciega a veces, tonta a veces, le pertenece a las mujeres. Y es como
para envidiarlas.”
Gracias poeta, por brindar la mejor combinación de
palabras referidas al amor, “el amor es
la tentativa de completarse con lo que a uno le falta.” Por fin entiendo
porqué siento que ser mujer no es suficiente para sentirse tal, ¿qué hace falta
para que una mujer se sienta mujer? El hombre tarde o temprano tendrá que descubrir
lo que él (el poeta) en cuarenta años:
“no saber cómo tratar a una mujer es no estar completo”.
Por eso es que existen las penas de
amor, gracias a ti, ahora lo sé, mujer y hombre necesitan tiempo. Me di cuenta,
entonces, que eso que dicen – el tiempo lo cura todo – es una gran mentira y
más cuando se trata de sufrir por amor. Somos afortunados al conocer de
antemano el mejor consuelo para las penas de amor, “… el otro también pierde algo, algo debimos valer para que nos
quisieran en algún momento, … nos quisieron … ¿sabes lo que significa ser
querido?...” Al hacer esto presente el sentimiento queda transfigurado.
Gracias poeta, comprendo el significado
del adjetivo libre en el amor, del adjetivo igualdad en el género, en el amor.
Comprendo menos a los jóvenes que practican el deporte en el amor. La belleza,
la frescura y la pasión son asexuadas. Cuando lo concebimos como un deporte
comenzamos a establecer diferencias entre hombre y mujer, “… ahora percibo que el amor no obliga a nada, no impone respeto
recíproco, esto lo digo más por los hombres que por las mujeres…”
El amor no puede separar, el amor une,
en esta ecuación dos es igual a uno. Gracias por enseñarme las matemáticas del
amor.
Aquella mañana dominguera creía que
compraba un periódico, que sólo leía la prensa, ¡cuán equivocada estaba! Sin
esperar nada más, llegó a mí la esperanza. El amor no se acaba, ni se destruye,
sólo se transforma, el desamor “es
recordar que se amó”. Llegó mi esperanza, “estamos aprendiendo a amar”. Gracias Jorge Enrique Adoum por la
esperanza… “Es posible que dentro de dos
mil años sepamos cómo es eso”…, la esperanza del amor.
WISOTZKI, Rubén.
Amorosamente
Jorge Enrique Adoum.
En: EL
NACIONAL. Domingo, 16 de abril de 2000. C/última.
14 – 03 - 2003 (En el Editorial de ALCATRAZ,
La Prensa Independiente de El Calasanz)
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