Para
los amigos que se aman más allá de la amistad
En el reloj de ella, las agujas giran de derecha a izquierda.
En el reloj de él, las agujas giran de izquierda a derecha.
En el corazón de ella, hay fisuras, y faltan piezas.
En el corazón de él, hay pocas marcas y hay mucha fuerza.
El cuerpo de ella, es territorio conquistado, es territorio
no explorado ni tomado.
El cuerpo de él, es
terreno marcado con banderas y sellos de exclusiva propiedad.
En el cerebro de ella, los pensamientos siempre están en
vigilia.
En el cerebro de él, hay ideas mezcladas con sentimientos
que siempre hacen de las suyas.
Los pasos de él y de ella,
los llevan justo hacia el encuentro de uno con el otro.
En el reloj de ella el tiempo va hacia atrás. En el reloj de
él el tiempo va hacia adelante.
Por más que los pasos de uno avancen hacia el otro, el
tiempo de uno lo aleja del otro.
La vida irónica, experta en imposibles, creó el escenario
perfecto para que ocurriera lo inaudito.
La vida experta en coñazos en la cara, jugó con el tiempo,
hizo cruce de líneas, disfrazó el
desencuentro.
Él y ella hallaron la maravilla de las más gratas
coincidencias y
afinidades dejándose caer en el engaño del falso encuentro.
Era como verse en un espejo.
Él y ella habían encontrado la compañía perfecta.
Él y ella dieron con el tesoro más preciado. Y pensaron, que
aquello era tan verdadero,
que nada podría acabarlo, mucho menos corromperlo.
No contaron con la vida, sus ironías, sus escenarios, sus
imposibles y sus coñazos.
Él propuso un juego.
Ella aceptó y jugó.
Jugaron. Disfrutaron. Les gustó tanto que siguieron jugando,
El sentimiento los drogó, los emborrachó y alcanzaron tal grado de excitación
que no se percataron de lo que estaba
pasando,
de lo que estaba por suceder.
Esta vez fueron ellos los que hicieron el cruce de líneas,
la vida quitó el disfraz. Y cada uno como conectado de la espalda a un resorte, fue llevado de sopetón a
extremos opuestos.
Ahora no les queda más remedio que seguir su camino.
Los pasos de él jamás lo llevarán hacia ella.
Los pasos de ella jamás la llevarán hacia él.
Sus cuerpos nunca se encontrarán, ni cerca, ni en contacto
el uno con el otro.
No quieren eso, ni lo requieren.
No volverán a jugar ese juego. Ningún juego que ponga en
riesgo su más preciado tesoro.
En el corazón de ella hay una fisura menos.
En el corazón de él hay una fisura más.
En el cerebro de ella hay más sentimiento que pensamiento.
En el cerebro de él hay más pensamiento que sentimiento.
Sus cuerpos quedaron encendidos, sacudidos. Llenos de
espasmos cada uno de sus músculos.
A ella le basta con cerrar sus ojos, recordar y volver a
imaginar.
¿Él? Con un ojo cerrado y el otro abierto intentará ahogar
el recuerdo y
anular la imaginación con
la realidad.
Ellos, más unidos que antes, ahora son dueños de un
recuerdo, de un sentimiento, de un secreto y de una amistad que no morirá
jamás.
Caracas, 28 de julio de 2012
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