Hoy como ayer, la Escuela Pía
parte de la realidad, primero es necesario conocerla, luego desde ese
conocimiento identificar las oportunidades que permitirán hacer realidad el
proyecto, el sueño.
Hoy
como ayer, los Padres Escolapios visualizan los cambios que viene viviendo la
sociedad, los cambios que inciden en nuestras obras, los cambios que debemos
asimilar y los cambios que debemos promover.
Hoy
como ayer, el proyecto de la Escuela Pía parte de un fin, la necesidad de
transformar la sociedad. Para los Escolapios la educación es el medio y la
evangelización es la clave. Educar evangelizando y evangelizar educando.
Enseñar la cultura y la ciencia traspasadas por la fe. Enseñar la fe imbuida en
la cultura y la ciencia.
Hoy
como ayer, los escolapios optamos por los más desfavorecidos, hoy al igual que
ayer creemos en la fusión de la piedad y las letras, apostamos por la formación
espiritual e intelectual. Hoy como ayer sentamos las bases para la construcción
de un mundo nuevo en el que podamos hacer realidad nuestros sueños en un medio hostil
y conflictivo.
En
el Proyecto Educativo de los Colegios Escolapios de Venezuela se observa a
simple vista que está inspirado en el estilo e intuiciones de José de Calasanz,
presenta el marco referencial de la realidad venezolana describiendo el
contexto cultural, social, religioso y educativo.
Así
como Calasanz dio respuesta a una necesidad existente en la realidad de su
época, en este proyecto el ideario configura la propuesta educativa que se ofrece
a nuestra sociedad venezolana, con el cual se pretende dar respuesta a las
necesidades locales. Manifiesta en forma explícita el firme deseo de continuar
la dedicación, la entrega y la misión de educar resaltando actitudes y
criterios heredados del fundador y que se han mantenido a lo largo de la
tradición escolapia, a saber: el lema Piedad y Letras; el carácter popular; el
trato paciente, amoroso y respetuoso hacia los estudiantes; la educación de
calidad como medio de transformación social; la atención desde la más tierna
edad; la educación para la vida; el ser cooperadores de la Verdad; la entrega;
la responsabilidad; el método preventivo; la escuela graduada e integral y la
colaboración de los laicos en la misión compartida.
Hoy
como ayer los escolapios saben ver el imperativo de la pluralidad y la
necesidad de adaptarse a las diversidades propias de la sociedad, la cultura,
la historia y la geografía en la que se va arraigando la Escuela Pía. Por ello
es imprescindible conocer los caracteres distintivos y los valores propios de
Venezuela, cómo se relacionan en el marco mundial y cómo potenciarlos. De esta
manera es como se logra proponer un proyecto educativo con identidad escolapia
que pueda dar respuesta a la realidad de nuestro país.
Así
mismo como Calasanz lo hizo cuando crea la primera escuela pía con el fin de dar
respuesta a la problemática que vivía la sociedad romana del S. XVII. Y con
esto buscaba el Santo, más que albergar niños ociosos, pobres y abandonados,
buscaba más, mucho más, buscaba educarlos, buscaba darles una educación de
calidad formando su mente y su espíritu, con el fin de insertarlos de manera
productiva en la sociedad. Así mismo, hoy como ayer, los escolapios buscamos lo
propio. Venezuela no es Roma, éste es el S. XXI y no el S. XVII, Caracas no es
el Trastévere, los escolapios de hoy no somos santos; pero el fin motivador
transciende tiempo y espacio, la lectura de la realidad nos dice que siempre
existen niños, niñas y adolescentes necesitando que su realidad sea transformada,
que la sociedad y el mundo permanecen en constante cambio y construcción. Es
por esto que en el proyecto de nuestros colegios la finalidad es la educación
integral de calidad para formar promotores de cambios que logren transformar la
sociedad. Se ofrece una educación en valores, que impulse el desarrollo de la
personalidad, para el trabajo, la formación continua, que fomente el compromiso
social, el compromiso cristiano, y la vivencia de la fe cristiana.
Las
intuiciones de José de Calasanz nos muestran a un hombre visionario, que supo
interpretar la realidad de su época y supo adecuarse a los cambios que se
estaban viviendo, creando una estructura de colegio que garantizara la atención
a los aspectos fundamentales de la formación de sus estudiantes respetando las
diferencias individuales, las etapas evolutivas, la orientación vocacional, la
enseñanza de los conocimientos esenciales en lenguaje, matemáticas, ciencias,
historia, asiéndose de los mejores docentes y aplicando los métodos más
sencillos. Hoy como ayer, la propuesta de los escolapios recoge esto y lo
presenta en la dimensión del crecimiento personal, la dimensión pastoral y la
dimensión social; en las que se definen los objetivos generales. La metodología
general descrita desde lo personal, lo significativo lo familiar, lo
comunitario, lo participativo, lo vivencial, lo activo, lo organizativo y
transversal. La evaluación como un proceso coherente, valorativo de los logros
alcanzados, motivador de todos los participantes y retroalimentando el proceso
educativo.
En
el proyecto de los colegios escolapios de Venezuela encontramos pistas para la
aplicación de la propuesta de la educación que ofrece, describe al estudiante
que queremos y al educador que necesitamos.
Hoy como ayer se comprende con claridad
meridiana la preponderancia del docente en la labor de educar siguiendo los
pasos de Calasanz. El docente debe estar bien preparado en lo académico; debe
ser consciente y consecuente de su rol de educador; debe ser partícipe del estilo
de nuestros colegios; que se implique personalmente y con estas
características: madurez
y equilibrio personal; capacidad de comunicación y de trabajo en equipo;
actitud vital de superación, de progreso; opción creyente y cristiana;
compromiso en favor de los demás. Hoy como ayer necesitamos de los mejores para
el mejor trabajo, hoy como ayer requerimos de hombres y mujeres comprometidos
con la misión de educar, auténticos cooperadores de la Verdad, verdaderos
promotores del cambio que hace falta, transformadores de la sociedad y de la
iglesia.
Calasanz
supo ver y diseñar la estructura física de las instalaciones del colegio, supo
ver y organizar la estructura jerárquica del personal que debía laborar en las
escuelas. Le dio la justa dimensión e importancia a las normas de convivencia y
humanizó lo suficiente las medidas disciplinarias. Valoró el papel de la
familia, supo darle su lugar, su importancia y sobre todo estuvo claramente
delimitado el espacio de acción de la escuela y el espacio de acción de la
familia, donde empieza y termina cada uno, hasta donde llega cada uno.
Hoy como
ayer, salvando las distancias y las diferencias temporales y espaciales, los
escolapios en nuestro proyecto educativo para los colegios venezolanos
ofrecemos lineamientos fundamentales que definen cómo debe ser la estructura
física de las instalaciones, la estructura organizativa del personal y la
relación con la familia adecuando todo esto a las necesidades de nuestra
realidad venezolana.
Para
José de Calasanz la escuela debía ser el espacio disponible a tiempo completo
para la formación de los niños de su época, para aquel entonces ya sabía
nuestro Santo que el ocio sólo podía combatirse de esta manera. Trocó la calle
por la escuela, el tiempo de ocio por tiempo de formación productivo, violencia
y vandalismo por experiencias de aprendizaje y de crecimiento personal. Es por
esto que hoy como ayer, ofrecemos a nuestros estudiantes actividades
extraacadémicas, ofrecemos actividades de pastoral extraescolar y pastoral
vocacional. Nuestros niños, niñas y adolescentes, hoy como ayer, viven la
soledad, el abandono y la violencia.
Hoy como
ayer nuestros colegios deben ser lugar de encuentro, espacios que ofrezcan la
oportunidad de construir un mundo diferente porque formamos personas capaces de
cambiar su propio mundo y de transformar el mundo que le rodea.
DIPLOMADO DE PEDAGOGÍA CALASANCIA, MÓDULO V: LETRAS
Caracas, 30 de
abril de 2013
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