domingo, 25 de agosto de 2013

¿DE QUÉ ESTÁN HECHOS LOS SUEÑOS?

No hace mucho andaba por ahí un ingenuo queriendo saber de qué están hechos los sueños, para resolver su problema decidió investigar de la manera más segura, preguntando a quienes por su verbo parecen saber de todo, buscando en libros de autores muy antiguos y reconocidos, y en fuentes muy populares donde hay mucha información. Y, por supuesto, observando a los que por su andar es evidente que conocen muy bien el asunto.

         La búsqueda revestía gran importancia, pues para el ingenuo una vida sin sueños no es cosa tal. El ingenuo anhelaba vivir la vida en su más pura esencia y para ello se había convencido de que sin sueños eso no sería posible. Por lo tanto, estaba en juego su vida, la vida. Se trataba, entonces, de vivir o morir. Cuando encontró a uno de esos que siempre tienen todas las respuestas, cuyo hobbie es acumular conocimiento, quedó enredado en una maraña de preguntas y repreguntas. El intelectual quería saber ¿a qué tipo de sueño se refería el ingenuo?, ¿si se trataba de uno o de varios sueños? Le respondía sólo con cuestionamientos cada vez más intrincados que sólo lograron aumentar la inquietud del ingenuo y llenarlo de más dudas.

        
Decidió continuar con su investigación, “tal parece que las personas más sabias son incapaces de aclarar una incógnita sencilla”, pensó nuestro amigo. Y se dijo a sí mismo, “Si quiero una respuesta, tendré que buscarla en un buen libro”. Le pidió al encargado de una biblioteca el mejor libro que se haya escrito en la historia y que además le pudiera ayudar a dilucidar su disyuntiva. Fue así como se encontró leyendo la historia de un hombre que no quería recordar el nombre de su tierra natal, un hombre pobre, enjuto y de edad avanzada, que se volvió loco de tanto leer y salió por el mundo a combatir enemigos imaginarios. Cerró el libro de un zarpazo. ¡Esto está peor, mucho peor! Este Cervantes no sabía nada de nada. ¿Qué tiene que ver un viejo loco disfrazado de caballero andante combatiendo el mal, un loco que muere al recobrar su cordura, qué tiene que ver esto con mi interrogante? Devanaba su cerebro el pobre infeliz.

         El inocente siguió indagando y descubrió una novedosa fuente de información, que según había escuchado contiene todo el saber humano, es tan grande como el espacio, todas las personas pueden utilizarla. Nuestro ingenuo de convirtió en un internauta del ciberespacio entrando en la internet, escribió su pregunta en el buscador más popular del mundo, lo que apareció ante sus ojos le resultó insólito, aquello superaba sus expectativas y sobrepasaba su capacidad para acceder y procesar información. De las más variadas respuestas, desde la poesía hasta el psicoanálisis, desde una cantante pop hasta un científico acreditado parecían responder con propiedad. Pero, cómo saber cuál sería la solución válida, pasó horas, link tras link. El incauto pensó, “esto es como las cajas chinas”.

         Aunque por su naturaleza debía ser bastante crédulo y confiado, nada hasta el momento le había convencido. Sólo le faltaba una cosa por hacer, observar a los que sueñan, a los que tienen un sueño, a los que hacen realidad los sueños ajenos, a los que hacen realidad sus sueños. Los primeros pasan mucho tiempo con los ojos cerrados y muy quietos. Los segundos, al contrario, se niegan a cerrar los ojos, pero al igual que los otros no alcanzan a ver más allá, andan obnubilados. Los terceros hablan mucho. Los cuartos no tienen tiempo para los demás.

         Comenzaba a perder las esperanzas, qué sentido tendría vivir sin la posibilidad de soñar, vivir sin tener un sueño qué cumplir. Qué mantiene al hombre vivo. Qué alimenta su espíritu. Qué nutre su alma. Comenzaba a creer que su búsqueda era inútil, que estar vivo y vivir no necesariamente se implican, que se puede pasar por esta vida y morir sin haber vivido.

         “Tiene que existir un hombre o una mujer que haya logrado hacer realidad su sueño. Tiene que existir, por tanto, un sueño hecho realidad”. Aquí está la clave. Había buscado en la fuente. Tal vez si buscaba el producto obtendría mejor resultado.

         ¿Dónde podría hallar un sueño hecho realidad? Preguntó a todo el que se cruzaba en el camino. Para su sorpresa y posterior consuelo, recibió muchas y positivas respuestas. Una sonrisa, un abrazo, un niño, un amigo conocido, un desconocido amigo, la familia, el crepúsculo, el ser humano, el ser amado, el ser que ama, el hogar, la escuela, un maestro, un estudiante, la música, el deporte, el trabajo, una obra de arte, el artista, un premio, un reconocimiento, el esfuerzo…

         Los sueños están hechos de deseo, los sueños están hechos del ahora, los sueños están hechos de entrega, los sueños están hechos de renuncia, los sueños están hechos de disgustos, los sueños están hechos de acciones, los sueños están hechos de fe, los sueños están hechos de verdad, los sueños están hechos de nada y de todo, los sueños están hechos de realidad, los sueños están hechos de amor.

         Nuestro ingenuo tornaba a ser lo que siempre había sido, sueño y soñador. El ser humano es un sueño hecho realidad, que al asumir su vida como el abnegado servicio de entrega al otro es capaz de hacer realidad sus propios sueños y los de los demás. Al descubrir lo obvio se hacía más candoroso e infantil, se acercaba así a lo trascendente. Las preguntas son más importantes que las respuestas (recordaba al intelectual). Dar la vida por un ideal, luchar incansablemente, entregar la vida y renunciar a lo poco o mucho que se tenga es realmente una locura que vale la pena vivir (pensó en el viejo loco de la armadura). Morir es vivir sin soñar, morir es perder de vista el horizonte, el ideal nunca muere (Cervantes sí sabía de lo que hablaba). La búsqueda en sí misma es lo que cuenta. Encontrar es una eventualidad (el internauta es una suerte de Principito, no se sabe nunca) La verdad está allí en el interior de cada uno (hay que aprender a ver con los ojos del alma).



12 – 06 – 2011. En: Edición Especial Exalumnos. SOMOS CALASANZ.

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