No
hace mucho andaba por ahí un ingenuo queriendo saber de qué están hechos los
sueños, para resolver su problema decidió investigar de la manera más segura,
preguntando a quienes por su verbo parecen saber de todo, buscando en libros de
autores muy antiguos y reconocidos, y en fuentes muy populares donde hay mucha
información. Y, por supuesto, observando a los que por su andar es evidente que
conocen muy bien el asunto.
La búsqueda revestía gran importancia,
pues para el ingenuo una vida sin sueños no es cosa tal. El ingenuo anhelaba
vivir la vida en su más pura esencia y para ello se había convencido de que sin
sueños eso no sería posible. Por lo tanto, estaba en juego su vida, la vida. Se
trataba, entonces, de vivir o morir. Cuando encontró a uno de esos que siempre
tienen todas las respuestas, cuyo hobbie es acumular conocimiento, quedó
enredado en una maraña de preguntas y repreguntas. El intelectual quería saber
¿a qué tipo de sueño se refería el ingenuo?, ¿si se trataba de uno o de varios
sueños? Le respondía sólo con cuestionamientos cada vez más intrincados que
sólo lograron aumentar la inquietud del ingenuo y llenarlo de más dudas.
El inocente siguió indagando y
descubrió una novedosa fuente de información, que según había escuchado
contiene todo el saber humano, es tan grande como el espacio, todas las
personas pueden utilizarla. Nuestro ingenuo de convirtió en un internauta del
ciberespacio entrando en la internet, escribió su pregunta en el buscador más
popular del mundo, lo que apareció ante sus ojos le resultó insólito, aquello
superaba sus expectativas y sobrepasaba su capacidad para acceder y procesar
información. De las más variadas respuestas, desde la poesía hasta el
psicoanálisis, desde una cantante pop hasta un científico acreditado parecían
responder con propiedad. Pero, cómo saber cuál sería la solución válida, pasó
horas, link tras link. El incauto pensó, “esto es como las cajas chinas”.
Aunque por su naturaleza debía ser
bastante crédulo y confiado, nada hasta el momento le había convencido. Sólo le
faltaba una cosa por hacer, observar a los que sueñan, a los que tienen un
sueño, a los que hacen realidad los sueños ajenos, a los que hacen realidad sus
sueños. Los primeros pasan mucho tiempo con los ojos cerrados y muy quietos.
Los segundos, al contrario, se niegan a cerrar los ojos, pero al igual que los
otros no alcanzan a ver más allá, andan obnubilados. Los terceros hablan mucho.
Los cuartos no tienen tiempo para los demás.
Comenzaba a perder las esperanzas, qué
sentido tendría vivir sin la posibilidad de soñar, vivir sin tener un sueño qué
cumplir. Qué mantiene al hombre vivo. Qué alimenta su espíritu. Qué nutre su
alma. Comenzaba a creer que su búsqueda era inútil, que estar vivo y vivir no
necesariamente se implican, que se puede pasar por esta vida y morir sin haber
vivido.
“Tiene que existir un hombre o una
mujer que haya logrado hacer realidad su sueño. Tiene que existir, por tanto,
un sueño hecho realidad”. Aquí está la clave. Había buscado en la fuente. Tal
vez si buscaba el producto obtendría mejor resultado.
¿Dónde podría hallar un sueño hecho
realidad? Preguntó a todo el que se cruzaba en el camino. Para su sorpresa y
posterior consuelo, recibió muchas y positivas respuestas. Una sonrisa, un
abrazo, un niño, un amigo conocido, un desconocido amigo, la familia, el
crepúsculo, el ser humano, el ser amado, el ser que ama, el hogar, la escuela,
un maestro, un estudiante, la música, el deporte, el trabajo, una obra de arte,
el artista, un premio, un reconocimiento, el esfuerzo…
Los sueños están hechos de deseo, los
sueños están hechos del ahora, los sueños están hechos de entrega, los sueños
están hechos de renuncia, los sueños están hechos de disgustos, los sueños
están hechos de acciones, los sueños están hechos de fe, los sueños están
hechos de verdad, los sueños están hechos de nada y de todo, los sueños están
hechos de realidad, los sueños están hechos de amor.
Nuestro ingenuo tornaba a ser lo que
siempre había sido, sueño y soñador. El ser humano es un sueño hecho realidad,
que al asumir su vida como el abnegado servicio de entrega al otro es capaz de
hacer realidad sus propios sueños y los de los demás. Al descubrir lo obvio se
hacía más candoroso e infantil, se acercaba así a lo trascendente. Las
preguntas son más importantes que las respuestas (recordaba al intelectual). Dar
la vida por un ideal, luchar incansablemente, entregar la vida y renunciar a lo
poco o mucho que se tenga es realmente una locura que vale la pena vivir (pensó
en el viejo loco de la armadura). Morir es vivir sin soñar, morir es perder de
vista el horizonte, el ideal nunca muere (Cervantes sí sabía de lo que
hablaba). La búsqueda en sí misma es lo que cuenta. Encontrar es una
eventualidad (el internauta es una suerte de Principito, no se sabe nunca) La
verdad está allí en el interior de cada uno (hay que aprender a ver con los
ojos del alma).
12
– 06 – 2011. En: Edición Especial Exalumnos. SOMOS CALASANZ.
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