Tengo pleno control de mi conciencia,
la razón es mi imperativo.
Ejerzo pleno control de mis pensamientos.
No voy a pensar en ti.
Listo, no pienso (en ti).
Y, entonces, apareces en cada uno
de mis sueños, cada noche.
¿Cómo controlo eso?...
Tal parece que te acomodaste muy
bien en lo más profundo de mis pensamientos
y de mis recuerdos…
Lo bueno es que nunca he podido
recordar lo que sueño.
Durante el día paso de largo, por tus fotos, por tus estados, por tu
música.
Durante la noche me la paso huyendo (de ti) de mis sueños.
Despierto y cambio de posición.
Se supone que éste es el truco para dejar de soñar
con eso que (se supone) no
deseas soñar. Funciona bien con mis pesadillas.
En la oscuridad doy vueltas y
vueltas en mi cama, siempre apareces y
vuelves a mis sueños.
Paso las noches soñando contigo y
los días sin pensar en ti.
Lo bueno es que (casi) nunca
recuerdo mis sueños.
Durante el día fabrico nuevos recuerdos.
Durante la noche sueño con lo que no puedo (no debo, no quiero)
recordar.
Mientras, intento alargar mis días.
Mientras, intento que este invierno sea más verano.
Agosto,
13 de 2013
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