domingo, 5 de abril de 2020

ORACIÓN DÍA 21 DE CUARENTENA

Oración



Domingo de Ramos 05/04/2020


Día 21 en cuarentena


PREÁMBULO:


Mi vida ha dado tantos vuelcos, con ellos mi religiosidad ha evolucionado, he ido de la fe autómata al ateísmo para desencadenar en una religiosa adulta, sensata y profunda. He vivido despedidas y bienvenidas que me han marcado drásticamente. La primera, la muerte de mi hermano mayor, Mi Antonio. La segunda, mi embarazo y nacimiento de mi hijo. La tercera, la más reciente, la muerte de Mi Ramón, quien fuera mi hermano, amigo, cómplice y compañero de vida. Cada una ha marcado un antes y un después. Cada una ha provocado tal desajuste, ha hecho reestructurar mi ser por completo, ha redimensionado mi mundo, ha cambiado radicalmente mi perspectiva de mi vida y de la vida, me ha hecho ver con nuevos ojos.

Debo reconocer que los cambios se han dado por experiencias totalmente personales, muy íntimas, que me involucran e involucran a mi familia.

Hoy, creo que mi vida es dejando de ser lo que era, para convertirse en… lo que será. Por primera vez mi vida está cambiando a la par de la vida de otros, con los otros y al igual que los otros ignoro lo qué vendrá.

Cada día de esta cuarentena es atesorable, por lo terrible, por lo desgarrador en pérdidas humanas, por la incertidumbre cotidiana, por las grandes paradojas: el aislamiento nos ha unido, desconectarse para conectarse, la mayor muestra de afecto es el distanciamiento, quedarse en casa no es vacación. Y por las grandes preguntas: ¿Cuándo pasará? ¿Qué pasará cuando pase, qué pasará con el mundo, con la vida y con nosotros? ¿Volveremos a la vida de antes? ¿A qué volveremos? ¿Seremos transformados? ¿Seremos capaces de transformar?

Hoy ha sido un día especial, de encuentro y de oración, en este Blog voy dejando mis escritos, los que considero más significativos. Este Blog es mi regalo para mi hijo, todo lo que voy dejando aquí es para él.

Hoy compartí la oración con mi familia Calasancia por un grupo de whatsApp creado especialmente para vivir juntos la Semana Santa. Hoy hice la oración con mi hijo a través de una video llamada. Hoy vi un video hermoso de un orfeón unido en la distancia a través de una canción. Hoy todo me habló de encuentro, me habló de posibilidades, me habló de unión y de cercanía.

Dejo en mi Blog la oración completa, pues en el WhatsApp tuve que resumirla. Y comparto con todos el regalo de mi hijo y la bendición de este día. 

INTRODUCCIÓN A LA ORACIÓN:



Lecturas: Mt. 21,1-11 / Is. 50, 4-7 / Sal. 21 

Filip. 2, 6-11 / Mt. 27, 11-54


A veces uno se pregunta, ¿qué me ha dado Dios?, a veces es difícil hallar respuesta. Según Isaias, nos ha dado lengua, oído y espalda; con ello capacidad de habla, escucha y aguante. ¿Solo eso, nos ha dado? Pues, Isaias nos recuerda que con ello nos ha dado lo más valioso, su ayuda. Y es por su ayuda que podemos sobreponernos a los insultos, desmanes y atropellos. Con la lectura del Salmo, sabemos que el recorrido es difícil, enfrentamos humillaciones, burlas y mal trato, nos tuteamos con la injusticia y en medio del pesar más profundo, increpamos, “Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Y hasta suplicamos, como Jesús lo hizo, “Señor, no te alejes, fuerza mía, date prisa en ayudarme”

Hoy Domingo de Ramos, recordamos el recibimiento de Jesús en Jerusalen, su entrada triunfal, en medio de alegría y obsequios. Fue el preludio de su pasión, muerte y resurrección. Jesús iba sencillo, seguro y ya sabido de lo que venía. Había preparado su espíritu y preparaba a sus discípulos. Y ellos primero muy incautos, fueron convenciéndose luego, según se topaban con la realidad.

En definitiva Jesús cumpliría su misión, porque entendía que aquello para lo que estaba destinado era mucho más grande que él, mucho más grande que su vida. Jesús trasciende y se transfigura porque vive una fe inquebrantable. Aun conociendo las dificultades acepta y entrega su vida. En medio del dolor no desiste. No se deja tentar del mal, ni se deja engañar con vítores y obsequios. 

¿De qué manera acompaño hoy a Jesús?


Haciendo las lecturas, podemos ver distintas formas de acompañar. Haciendo fiesta, halagando, obsequiando y luego dando la espalda; como hizo el pueblo de Jerusalen. Haciendo promesas, dando juramento de lealtad y fidelidad y luego, muerto de miedo, negando y renegando; como hizo Pedro. Mostrando amistad, cariño y cercanía, luego traicionando y vendiendo; como hizo Judas. Siendo la autoridad, defendiendo el orden y las leyes; luego juzgando, sentenciando y lavándose las manos; como hizo Pilatos. O podemos acompañar como María con un amor incondicional capaz de vivir y soportarlo todo.

Y así cómo estamos en el rol de acompañante, también nos toca el otro lado, el de ser acompañado. Desde allí nos vemos en el camino, en el que podemos recibir la sinceridad como la hipocresía, el abrazo como el golpe, el gesto amable como la agresión, el apoyo como el abandono. Y tal vez haya alguien que nos dé ese cobijo de amor materno que nos haga sentir amados.

En este tiempo somos llamados, como dice la lectura de Isaias a ser palabra dicha, a ser escucha atenta y espalda fuerte. Y recordar que Dios está aquí en nosotros dándonos fuerzas, todas las necesarias, no solo para soportar, más bien para fortalecernos, salir airosos y cada vez mejores seres humanos.


En este tiempo de cuaresma que se nos unió con la cuarentena, he visto tantas muestras reales y vívidas de que Dios sale a nuestro encuentro en cada instante. Estamos viviendo tiempos tan difíciles, tan complejos, de tanta violencia, de tantas carencias, de tanta enfermedad y muerte; que no dudo que cada uno de nosotros nos preguntemos ¿Dios mío, por qué nos has abandonado? Respiremos profundo, detengámonos, miremos nuestro interior con serenidad, busquemos lo mejor de sí y seamos felices con ello. Veamos luego a nuestro alrededor y seremos capaces de ver a Dios hacerse el encontradizo:: Hoy en la misa oficiada por el Padre Melvin nos sentí unidos como familia calasancia, en la oración que hice junto con mi hijo a través de una video llamada, me sentí unida a él. En cada estudiante angustiado con las tareas, en cada representante que se queja del docente, en cada tarea que se multiplica en cientos en nuestros correos, en cada hombre y mujer que sale a la calle a trabajar porque no tiene opción o porque es su misión, en los que siguen en la calle porque no tienen a dónde ir, en todas las personas que han sabido hallar en la tecnología un medio para unirse un poco más, para ser más cercano en el aislamiento… 

Compromiso hecho con Luis en nuestra oración


Dios no se cansa de esperar, Dios actúa y sale a nuestro encuentro.



Hoy, estuve haciéndome esta pregunta: ¿De qué manera acompaño a Jesús?

(Tal vez, la mayoría hubiera esperado la pregunta al revés)


Hoy acompaño a Jesús desde mi ser docente y mi ser madre.
Hoy acompaño a Jesús recibiendo todo lo que sale a mi encuentro, lo positivo y lo negativo.
Hoy acompaño a Jesús con la disposición de sobreponerme a las dificultades, dispuesta a ser transformada y a transformar.
Hoy acompaño a Jesús con cada palabra, con cada gesto que brinde a mi prójimo, con la paciencia que debo seguir cultivando, con la humildad necesaria para reconocer que debo aprender y aprender mucho, con la prudencia para arriesgar y arriesgarme solo por el bien del otro, con la discreción de ahorrar palabras y derrochar silencios, con la alegría que siempre debo contagiar, con la felicidad que siempre debo compartir, con mi servicio sin horario y mi entrega desmedida.


Y, por supuesto, hoy acompaño a Jesús con mis errores, que me enseñarán y harán mejor, con mis defectos que me recordarán mi vulnerabilidad, con mis problemas que alterarán mi paz, con mis tristezas que empañarán mi visión, con mis molestias que van a electrizar mi corazón, con mis dudas y miedos que inquietarán mi alma, con mis caídas que me obligarán a levantarme para seguir adelante.

Hoy quiero pedir a Dios por cada uno de nosotros, que siga fortaleciendo nuestra fe, que siga siendo el apoyo y la ayuda que tanto necesitamos para continuar en nuestro servicio. Que no olvidemos que Dios no se cansa de esperar, que recordemos que Él siempre sale a nuestro encuentro.

Y quiero dar gracias por tantas muestras de la presencia de Dios entre nosotros. Dar gracias por el encuentro que nos une en y desde la distancia.

Cada uno de nosotros es un regalo. Dios nos bendice al reunirnos. Vamos a cuidarnos, a protegernos y a proteger a nuestra familia. Esto pasará. Volverán los abrazos. Volveremos a una vida nueva y volveremos nuevos.

Amén.
Demos gracias por este momento de oración y por este día.


#PascuaEscolapiaEnCasa
#JesusVIVEyTeQuiereVIVOenCASA
#NosQuedamosEnCasa
#TodoVaASalirBien
#CalasanzCaracas
  




No hay comentarios:

Publicar un comentario