Ecología Integral: Pedagogía para el cuidado de la “Casa Común” LAUDATO SI`
Ya sabemos que el mundo está en
permanente cambio, esto es tanto inevitable como necesario. También debemos
saber que no todo cambio es deseable ni conveniente. Hay cambios deseables y
cambios no deseables. Hay cambios convenientes y cambios no convenientes. Por
más que el hombre ha generado “progreso”, no ha logrado igualar a la
naturaleza, todo ese progreso, entre comillas, ha producido desechos, que van
cada vez más en aumento, y no logra producir los mecanismos para reutilizarlos.
El hombre ha convertido el mundo en un gigantesco basurero.
Por efecto de la acción humana el
mundo se ha convertido en un entorno dañino. ¿Y a quién afecta esto? ¿Quiénes
son los más perjudicados? No debería hacer falta responder a estas preguntas.
De sobra es sabido que los más afectados son los pobres, los excluidos y los
países en vías de desarrollo.
En palabras del Papa Francisco,
“El hombre moderno no está preparado para utilizar el poder con acierto”. Sigue
el Papa, “el derecho al agua potable y segura debería ser un derecho humano
básico”. Además nos invita al cuestionamiento, ¿cómo cambiar de estilo de
vida?, ¿cómo cuidar “La Casa Común”?, ¿cómo cambiar esta realidad?
El mundo vive una crisis
socio-ambiental, en el que se necesita combatir la pobreza, devolver dignidad y
cuidar la naturaleza.
¿Nuestras instituciones están
deterioradas, debilitadas, enfermas? Cómo no van a estarlo. La salud de las
instituciones depende del ambiente y de la calidad de vida de las
personas. El deterioro del ambiente se
refleja en pérdida de libertad, injusticia y violencia.
Debemos afinar nuestros oídos,
escuchar el clamor de la tierra y de los pobres. Urge indignación y Redes
Sociales efectivas. Urge que renazca el espíritu humanizado y humanizador,
debemos practicar el diálogo social, reconocer al otro y valorarlo “como otro”.
A esto nos invita el Papa Francisco. No solo a la reflexión, no solo a la toma
de conciencia, nos invita a actuar. He aquí el cuidado de nuestra “Casa Común”,
hermosa metáfora que nos regala el Papa.
Cuidar la tierra es cuidarnos.
Somos tierra. Cuidar el agua, el aire, el suelo, las plantas, los animales; es
cuidarnos. Somos el planeta, sus elementos nos alimentan y nos mantienen vivos.
Cuidar el planeta es garantizar libertad, justicia y paz.
En las Escuelas es necesario
comenzar a aplicar metodologías en pro del desarrollo de las competencias
blandas, además de desarrollar las habilidades propias del conocimiento. Es necesario
integrar al Curriculum la educación en valores, la educación emocional y la educación ambiental
como ejes transversales. No se desarrolla la inteligencia musical porque se hace un juego de adivinanzas, no se
está educando en conciencia ecológica porque el niño pintó cajas de cartón para
separar los desechos. En las escuelas
debemos activar procesos, que se desarrollen desde los grados más pequeños y
continúen progresivamente a lo largo del recorrido académico de cada
estudiante. En ese proceso deben estar claros los ejes transversales: Educación
Ambiental, Educación Emocional, Educación en Valores. La inteligencia es
múltiple, esto significa que no es parcelada, es imposible separarla, significa
que el estudiante debe enfrentar diversidad de situaciones estimulantes en las
que se van activando las funciones propias de las habilidades motrices,
lingüísticas, lógico-matemáticas, musicales, comunicativas, sociales y
emocionales. En esto es clave el trabajo basado en proyecto, la integración de
las áreas de formación y las metodologías activas.
Es evidente que para enfrentar
creativamente cualquier ODS debemos poner como centro a los pobres. El
estudiante necesita aprender a relacionarse consigo mismo, con la naturaleza,
con la vida. (Si quieren hablar aquí de inteligencias múltiples, consideremos
la personal, la intrapersonal , la interpersonal , la naturalista y por
supuesto la emocional).
En la educación centrada en el
estudiante, es él el que educa. El docente debe renunciar a su protagonismo y
preparar el escenario para que los principales actores se luzcan. Deberá
entender el docente que su papel allí es para presentar la realidad, hacerse
responsable de ella y generar vínculos. La escuela ha de ser la comunidad en la
que todos nos educamos, docentes, estudiantes y representantes.
Si de verdad queremos salvar
vidas, tenemos que propiciar el encuentro con el otro, el encuentro con los
pobres. Si no hacemos esto, podemos haber leído toda la Encíclica “Alabado Seas, Mi Señor” y
habrá quedado en eso, en solo lectura. La acción a la que nos llama el Papa, es
a salir, la Iglesia debe salir, la Escuela debe salir. Salir al encuentro con
el otro para reconocerlo “como otro”.
¿Qué puede hacer la escuela para
enfrentar la pobreza, para enfrentar la injusticia, para enfrentar la
violencia?
La escuela debe atreverse a
salir. En las escuelas debemos atrevernos a generar experiencias
significativas. No bastará una foto, no bastará un video, ni la lectura de un
texto. No será suficiente una semana dedicada a la justicia y a la paz, no será
suficiente una campaña de solidaridad, no bastará celebrar el día de la tierra,
del agua y la prevención. Será necesario que nuestras escuelas aprendan a
educar con metodologías basadas en procesos. Los docentes debemos aprender a diseñar
estrategias que se traduzcan en la vivencia de experiencias con sentido. Un
verdadero cambio podría ser que las materias o áreas de formación solo fueran
un medio y no el fin.
Un ejemplo de esto lo tenemos en
el Colegio Calasanz de Carora, donde las experiencias significativas son más
que actividades atractivas y dinámicas, son actividades que propician el
encuentro con el otro, son actividades transformadoras, que pueden
desencadenarse en experiencias de servicio y voluntariado. Con propuestas pedagógicas
cono Diseña el Cambio, Aprendizaje Experiencial, Escuela en Salida; los
estudiantes desde Inicial, Primaria y Secundaria viven experiencias de
humanidad y de encuentro con los más pobres.