La vocación se hace cultura en una
institución educativa cuando en el hacer cotidiano vemos actividades destinadas
al autoconocimiento, a ese proceso de (auto)descubrirse, de ver dentro y fuera, para
poder encontrar lo mejor de sí mismo a través de acciones reflexivas, que
brinden la oportunidad de compartir el tesoro que todo ser humano lleva en su
interior. Aún más, en una institución educativa la cultura vocacional no solo
se gesta desde lo planificado o en acciones ya previstas y estructuradas. La
vocación se hace cultura cuando se vive en el día a día, en lo espontáneo y en
lo informal; en las conversaciones de pasillo durante los recesos, por ejemplo.
Esta llamada llegó a la vida de
Calasanz en su edad adulta, la puerta se abrió para mostrarle la realidad de
los niños del Trastévere del S. XVII, creyó Calasanz que viajaba a
Roma por una Canonjía, cuando en realidad viajó para encontrar el sentido de su
vida, el sueño al que dedicaría su vida, el mismo que sería su legado, dándole
sentido a la vida de otros, dándole sentido a nuestras vidas. Vio en los niños
la forma definitiva de servir, a través de la educación, para la transformación
de la sociedad.
En la Escuela Pía impulsamos la cultura vocacional en cada Plataforma que integra la Presencia, desde cada cargo desempeñado, desde cada nivel educativo, desde la labor de los colaboradores y del voluntariado. Para ello es necesario incitar en nuestra gente la pregunta: cómo promover la cultura vocacional desde el Centro Cultural, desde Itaka, desde el Movimiento Calasanz. Qué acciones se pueden emprender para estimular la vocación en los estudiantes, desde los más pequeños de Preescolar hasta los mayores de Quinto Año de Secundaria. Qué se puede hacer como docente, directivo, obrero y administrativo para fortalecer la cultura vocacional en nuestra Presencia.
Nuestro corazón no solo puede ver, también puede escuchar, es necesario prepararlo para ello, así como hizo el zorro con el Principito.
La Escuela Pía brinda oportunidades en
cada uno de sus espacios para dejarse encontrar por esa llamada y va abriendo
las puertas para todo aquel que se deje atrapar y decida entrar. Entrar es
asumir el compromiso de compartir la misión, con un estilo propio, atreviéndose
a hacer la diferencia y a ser diferente.
La Escuela Pía tiene la riqueza de las
diversas formas de participación. Todos los que integran cada una de las
Plataformas, desde su cargo a través de sus funciones y tareas cotidianas comparte
la misión. Quienes se sienten llamados a algo y se van implicando un poco más
allá de sus funciones y tareas tienen las opciones de la Misión Compartida, la
Fraternidad y la Vida Religiosa. No todos somos llamados a ser educadores, no
todos somos llamados a ser religiosos. Todos somos llamados a algo, a un compromiso. Seamos religiosos
o laicos; seamos docentes, administrativos u obreros; nos unirá la vocación de
servicio a través de la educación; nos unirá la fe; en definitiva, nos unirá
Calasanz.
La vocación calasancia vive en la Presencia Escolapia de Caracas, en cada Plataforma: Colegio, Centro Cultural, Movimiento Calasanz y en la Red ITAKA. Sobre todo vive Calasanz en su gente. La gente comprometida que se deja atrapar, opta de manera definitiva, comparte la misión y vive al estilo escolapio.