sábado, 8 de febrero de 2014

SITUACIÓN RELIGIOSA EN 5 APARTADOS

SITUACIÓN RELIGIOSA EN 5 APARTADOS
ESTADO:
o   No para mí
o    Creer por deber 
o   Creer para ser
o   Aprender a creer
o   Creer y ser feliz
1.   La religión NO es sagrada, NO es mágica,  puede ser una costumbre e impone obligaciones.
Quienes dicen no creer en la religión, ni en Dios, ni en la Iglesia, ni en los curas; lo hacen porque:
·         Ven que las mismas personas que dentro de una Iglesia rezan, se arrodillan y muestran respeto; son las que fuera de ella hacen lo que quieren y como quieren.
·         Rezan, hacen promesas, van a misa; y nada de esto es suficiente para que Dios les conceda un milagro, porque nada de esto es suficiente para evitar una desgracia, porque sienten que Dios no los escucha o se ha olvidado de ellos.
·         Tiene obligaciones absurdas como eso de amar al prójimo como a uno mismo o amarse los unos a los otros como Dios nos ama.
·         Si no cumplimos con las leyes, Dios nos castiga, así que lo resolvemos no creyendo en Dios. Si desconocemos a Dios, desconocemos sus leyes y por lo tanto no podemos ser castigados.
·         Quienes son los representantes de Dios y de la Iglesia son hipócritas, corruptos y pervertidos.

2.   Esta religión (la del apartado 1) no resuelve los problemas de nadie, al contrario puede hacer que la persona se hunda más en sus problemas, que los evada, que busque soluciones por caminos equivocados. Una sociedad con esta concepción de la religión, es un grupo que podrá avanzar en lo económico, en lo tecnológico y quién sabe si hasta en lo político, pero en el fondo es una sociedad infantil, inmadura, supersticiosa. Así como es el pueblo de Macondo en su etapa de falso progreso. Así como son la mayoría de nuestros países latinoamericanos. Así como somos en este territorio nuestro que tanto presume de ser patria.

3.   Mi aprendizaje de la religión es el producto de una mezcla entre una madre creyente para quien la religión es sagrada, mágica, una obligación social y así como le teme a Dios, le teme a todo lo demás. Un padre, fervoroso ateo, creyente sólo en sí mismo. Y un grupo de monjas muy adustas, muy rígidas y dispuestas a todo con tal de que las leyes divinas y sus propias leyes se cumplan. De manera que pasé de creer a no creer para volver a creer. De mi madre aprendí el respeto, la costumbre, el miedo y la magia. De mi padre aprendí la actitud crítica, la duda y el fervor. De las monjas, sin duda alguna, la obligación. Luego la vida se encargó de ponerme en situaciones difíciles y tristes que me ayudaron a fusionar todo eso hasta convertirlo en una creencia buena, tranquila, que me ayuda a aceptar lo que no entiendo, a aceptar lo que viene dado y a enfrentar la vida con fortaleza y optimismo.

4.   Estoy convencida de que los sufrimientos alimentan y fortalecen el alma. Las dificultades, los obstáculos, ayudan a vivir. Esto es así sólo cuando uno es capaz de asumirlos como una parte de la vida, cuando logramos entender que así como las alegrías están ahí para uno, las tristezas están ahí para uno. Y la vida es y será más, mucho más, que el resultado de la sumatoria de la actitud que asumamos ante las alegrías y ante las tristezas.

5.   Aprendí a ser feliz cuando logré estar en paz conmigo misma. Cuando acepté mi vida. Cuando acepté la muerte de mi hermano mayor. Cuando acepté la muerte. Cuando hallé el sentido de mi vida. Cuando pude centrarme. Cuando alcancé objetivos. Cuando mis pasos tuvieron un destino. Aprendí a ser feliz, y aún sigo siéndolo…

Caracas, 31 de octubre de 2011